
Hay recetas que son auténticos comodines en la cocina. El tomate frito casero es una de ellas. Sencillo, versátil y lleno de sabor, es capaz de convertir un plato corriente en una auténtica delicia.
Si estás dando tus primeros pasos entre fogones, esta es una preparación que debes aprender cuanto antes. Servirá como aliño perfecto para pastas —donde pasa de ser un simple acompañamiento a un auténtico protagonista—, como base para arroces, o para dar un toque especial a carnes y pescados. Y si hablamos de placer puro, pocos manjares hay como unos huevos fritos bañados en tomate casero… auténtica comida de dioses.
Ingredientes (para unos 2 litros de tomate frito)
- 2 kg de tomates maduros
- 3 cebollas grandes
- ½ vaso de aceite de oliva virgen extra
- 5 dientes de ajo
- Sal al gusto
- 1 cucharadita de azúcar
Preparación paso a paso
- Prepara las verduras
Pela y lava las cebollas. Pícalas muy finas para que se integren bien en la cocción. Pela los tomates y tritúralos ligeramente (sin dejar un puré demasiado fino, así conservarán algo de textura).
- El sofrito de base
En una sartén honda, calienta el medio vaso de aceite de oliva. Añade la cebolla y sofríe a fuego medio hasta que esté blanda y ligeramente transparente.
- Añade el tomate
Incorpora el tomate triturado, la sal y el azúcar. Cocina a fuego medio-bajo, removiendo de vez en cuando. El secreto está en la paciencia: deja que el tomate suelte su agua y se vaya reduciendo poco a poco, durante unos 60 minutos aproximadamente.
- Ajusta la textura
Cuando el líquido se haya evaporado casi por completo y el tomate esté bien cocinado, retira del fuego. Si prefieres una salsa fina, pasa la batidora unos segundos. Si te gusta con cuerpo y trocitos, déjala tal cual.
- A disfrutar
Sirve caliente, guárdalo en tarros para otras recetas o congélalo en porciones. Este tomate frito se convierte en una joya culinaria lista para usar cuando quieras.
Consejos para un tomate frito perfecto
- Elige bien el tomate: los tomates maduros, carnosos y con pocas semillas son los que dan mejor resultado.
- Aceite de calidad: un buen aceite de oliva virgen extra marca la diferencia en el sabor.
- Tiempo y paciencia: el fuego lento y la cocción prolongada son el secreto para un sabor concentrado.
El tomate frito casero no es solo una receta: es una inversión de tiempo que devuelve sabor, tradición y versatilidad a tu cocina. Una vez lo pruebes, será difícil volver a la versión industrial.